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Imagina esta postal común en una empresa chilena: grupos desmotivados, rotación alta, comentarios en el almuerzo como nadie pesca o puro cacho. Resulta familiar, ¿cierto?
Muchas organizaciones en Chile se enfocan con los KPI y los resultados financieros, pero se ignoran del pulso interno: su gente. La advertencia incómoda es esta: si no mides el clima, después no te sorprendas cuando la pérdida de talento te golpee en la cara.
¿Por qué cuenta tanto esto en Chile?
El escenario local no da tregua. Arrastramos crónica rotación en retail, agotamiento en los call centers y diferencias generacionales enormes en industrias como la minería y la banca.
En Chile, donde marca la broma interna y la onda positiva, es típico tapar los problemas. Pero cuando no hay apoyo real, ese sarcasmo se transforma en puro ruido que esconde la desmotivación. Sin un análisis, las pymes son ciegas. No ven lo que los trabajadores realmente critican en la pausa o en sus chats internos.
Los beneficios palpables (y muy chilenos) de hacerlo bien
Hacer un diagnóstico de clima no es un costo, es la mejor apuesta en desempeño y tranquilidad que puedes hacer. Los beneficios son evidentes:
Menos permisos y ausentismo: un lastre que le cuesta millones a las empresas chilenas cada periodo.
Permanencia de talento emergente: las gen Z se mueven rápido si no sienten propósito y clima sano.
Mayor output en equipos descentralizados: clave para sucursales regionales que a veces se ven aislados.
Una ventaja competitiva real: no es lo mismo proclamar “somos buena onda” que probarlo con métricas.
Cómo se hace en la práctica (sin quemarse)
No necesitas un departamento de RRHH costoso. Hoy, las soluciones son cercanas:
Plataformas de feedback: lo más usado post pandemia. La regla es blindar el 100% de anonimato para que la dotación hable sin temor.
Pulsos cortos: en vez de una encuesta larga cada año, haz una microencuesta semanal corta por canales digitales.
Focus groups: la joya. Revelan lo que raramente saldría por email: roces entre áreas, tensiones con mandos medios, procedimientos que nadie entiende.
Conversaciones directas con colaboradores regionales: su opinión suele quedar fuera. Una videollamada puede descubrir problemas de comunicación que no captarías en una encuesta.
El factor decisivo: el diagnóstico no puede ser un teatro. Tiene que volverse en un plan concreto con hitos, responsables y fechas. Si no, es puro powerpoint.
Errores que en Chile se repiten (y matan el proceso)
Prometer cambios y no ejecutar: los colaboradores chilenos lo leen al tiro; puro verso.
No blindar el resguardo: en culturas muy jerárquicas, el miedo a reacciones es real.
Importar encuestas externas: hay que adaptar el lenguaje a la realidad local.
Medir una vez y abandonar: el clima cambia tras paros clave; hay que medir de forma periódica. |
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